De origen celta, importada por nuestros ancestros, la lucha ha sido, durante muchos siglos, el juego que permitía a los campesinos cántabros medir su fuerza y su maña. Al anochecer, después de haber cumplido con sus tareas de verano como trillar, segar, talar… y, también en las fiestas en las que los Nobles se juntaban, a veces, en desafíos con el valeroso pueblo.
La lucha celta es la ilustración viva y clara para demostrar que la expresión es universal y concreta. Nueva y lúdica, de relaciones sociales de mucho alcance, es un deporte no-violento, espectacular y con su juego limpio, reforzado por un Juramento de lealtad previo a cada combate Poco a poco se han perdido muchas costumbres y, entre ellas, “el Aluche” como se llamaba nuestra lucha. Hemos llegado a la conclusión que debíamos reflexionar sobre la manera de actuar para: recuperar nuestro pasado.
En otoño del año 2005 un grupo de amigos encabezados por mi nos empeñamos en sacar de su letargo el Aluche y algunos juegos y deportes tradicionales cántabros olvidados. Pero antes de comenzar el aprendizaje y actuaciones investigamos y reunimos documentación e informaciones de una veintena de antiguos Alucheros mayores de 75 años. Esta lista esta a la disposición de los incrédulos que todavía piensan que esta lucha no se practicó en nuestra comunidad.
El 26 de mayo 2006 se celebra la Asamblea General Constitutiva en el Pabellón Vicente Trueba de Torrelavega, con dos objetivos prioritarios: sacar el Aluche y otras luchas celtas de su letargo de casi 50 años y crear una Federación autóctona de Juegos y Deportes Tradicionales de Cantabria.
Este fue el germen de un movimiento en crecimiento constante para la recuperación del Aluche y su incorporación al presente y el futuro de Cantabria.
Rodolfo do Alto.
Presidente de la “Federación Cántabra de Juegos y Deportes Tradicionales”
octubre 25, 2008 at 11:23 pm
De origen celta, importada por nuestros ancestros…
¿Por qué importada y no exportada? ¿Qué datos o pruebas hay más allá de que, como siempre, en la Península Ibérica, nada es original a ella y con ese esquema vemos nuestro entorno e historia? ¿Tiene algo que ver que los historiados franceses y alemanes se han apoderado de lo celta porqué sí y son los que han construido lo céltico desde su ombligo y para su lustre nacional? ¿Son suspicacias mías? ¿Sabemos si en Atapuerca se practicaba algún tipo de lucha o será demasiado difícil de asimilar por los franceses?
Saludos
octubre 26, 2008 at 8:28 am
mucha suerte y ójala lo recupereis. os escribo desde euskadi, aquí se ha recuperado los concursos de barrenadores y actualmente cuntan con una liga y bastantes equipos en la misma. lo que hicieron al principio fue organizar exhibiciones en fiestas de pueblos y así se fueron animando la gente de los distintos pueblos a formar su propio equipo.
octubre 26, 2008 at 9:06 am
Muchas gracias Martín por tu apoyo. Desconocía la existencia de los campeonatos de barrenadores pero lo añado a mi lista para informarme como es debido. Aunque de entrada ya me ha llamado la atención el hecho de que sea un deporte que no proviene de un actividad rural propiamente como generalmente se suele entender (ganadería, agricultura,..) sino de una actividad minera. Trataré de sacar tiempo para acercarme a Euskadi y presenciar algún campeonato o exhibición.
En cuanto a si es exportación o importación es un poco como el huevo y la gallina y en el caso de la lucha es aún más difícil. Me explico.
Ha ciertos aspectos de la cultura como el idioma, las artes etc. .., puede resultar más “fácil” seguirles la pista y dotarles de una cronología y recorrido geográfico en su evolución. Pero ya me dirás como descubrimos quien fue el primer humano que cogió a otro por la cintura y lo tiró al suelo bien como diversión, bien como entrenamiento.
En segundo lugar la historia es de los vencedores y será la cultura celta la que perdure al menos nominalmente, al igual que luego pasará con Roma. Las revisiones que se realizan actualmente sobre estos periodos se mueven entre dos aguas. La primera exige un cambio en la interpretación quitando el adjetivo de la cultura dominante en algunos elementos de la cultura dominada. Así el proceso de romanización, por ejemplo, sería según ellos menor y muchas de sus aportaciones serían de la cultura aborigen. Para el mundo celta vendría a ser lo mismo.
Por otro lado hay quien reinterpreta sin buscar cambios de nombre y sostiene que efectivamente en todo proceso “invasor” o cuanto menos “invasivo” las influencias son bidireccionales dando lugar a mestizajes y evoluciones en todos los aspectos.
octubre 26, 2008 at 12:26 pm
No cuestiono el nombre de luchas celtas o que sea esta cultura la que haya envuelto un tipo de luchas de tronco común, cuestiono la mayor, que lo céltico sea esencialmente importado y no exportado, que lo celta viniese a la Península, ya que perfectamente hubiese podido partir de aquí. No hay datos ni señales suficientemente firmes para afirmar el origen de la cultura celta, más allá de la imaginería que sobre ella se ha creado y las primeras teorías esbozadas por historiadores franceses o británicos, teoricas que fueron construidas junto con el africanismo u origen africano de la especie humana, etc., teorías que encierran prejucios raciales, que llevan implícito la supremacía blanca, donde lo celta se vinculaba con un tono de piel y un tipo de cabello, con unos valores, etc. que desde luego no se podrían encontrar ni en África ni menos en Iberia, claro, esos mestizos. Mencioné Atapuerca evidentemente porque escuece en determinados chovinismos. Todos sabemos que si Atapuerca hubiese sido un yacimiento junto a Paris, ya ni digo junto o Londres o en Escocia, el mundo de la prehistoria sería un marasmo, estaría desconcertado y aparecerían todo tipo de nuevas teorías.
Investiguemos entre todos y cuestionemos lo que damos por asentado.
Agradezco el comentario de Martín. En la zona de Cantabria, en Campoo e Iguña especialmente, los concurso de barrenadores fueron frecuentes, y de hecho, había muchos vascos en ellos que trabajaban a jornal en estos oficios. Esto se debe a que la construcción del ferrocarril de Alar del Rey a Santander, al pasar el collado de Reinosa y bajar entre montañas hasta Torrelavega, el paisaje montañoso y abrupto obligó a barrenar y dinamitar para hacer un grán número de túneles. Eran frecuente entre los trabajadores hacer concursos de barrenado los días de fiesta, para medir fuerzas. También había otras competiciones, como el lanzamiento de la barra de hierro y algunas otras que lei hace tiempo pero que no recuerdo y estaban relacionados con la minería y con la infraestructuras, viarias o ferroviarias.
octubre 26, 2008 at 12:54 pm
Las conclusiones que los descubrimientos de Atapuerca puedan tener sobre la prehistoria tardía y la historia antigua están aún por ver. Y lo peor es que la aceptación de dichas conclusiones se ve y se verá ralentizada por cierto “orgullo” de cátedra mas bien infantil dentro del mundo anglosajón que siempre ha dominado estas dos áreas de las humanidades y que no está dispuesto a que le desmonten las teorías que llevan manejando durante años aunque se les demuestre su equivocación con restos perfectamente datados que contradicen de principio a fin la cronología que ellos mismos han establecido.
Y en lo tocante a las culturas de la Península Ibérica son cada vez más los estudiosos que sostiene que las culturas “aborígenes” no eran simples poblados tardoneolíticos sino culturas altamente desarrolladas en todos sus aspectos. Una de las cosas más llamativas de esta reinterpretación es que proviene tanto de la más rancia ortodoxia académica como de la heterodoxia más exacerbada.
Carezco de los conocimientos necesarios, no digamos ya de la tan mal “afamada” titulación, con para largar tesis al respecto, sin embargo los avances en esta materia indica señalan que las cosas pudieron ser tal y como tu comentas Lantu.
¿Será por eso que los aluchadores cántabros han alcanzado tan alto nivel en un breve periodo de tiempo? ¿Se tratará de algún arquetipo del subconsciente o una herencia congénita?
El próximo Torneo Internacional de Luchas Celtas de Torrelavega quizá arroje algo de luz.